Rendirse suena a derrota, a debilidad, a abandono. Creemos que con nuestra fuerza de voluntad nos bastamos y continuamos hasta terminar exhaustas. Damos vueltas en círculo, nos golpeamos con la misma pared, la mente entra en bucle y no vemos la salida.
¿Y si rendirse no fuese una mala opción? ¿Y si rendirse simplemente fuera confiar en otra fuerza superior? ¿Y si nos abrimos al misterio?
Prueba a ver qué sucede.
Habíamos conectado y, de repente, desaparece
Empiezas a conocer a alguien, parece que va todo bien, demuestra interés, incluso, dirías que mucho interés. Sin embargo, un día, desaparece, no escribe más,